Tras el peor apagón de su historia reciente, empezamos a conocer las primeras cifras que este suceso ha podido suponer para el grupo de Mark Zuckerberg.
Pérdidas de hasta 6.000 millones de dólares en valor bursátil y alrededor de 80 millones en ingresos publicitarios, hacen tambalearse al imperio en su momento reputacional más crítico.
¿Pero qué hay del otro lado? ¿Qué ha supuesto para los anunciantes, las agencias o los influencers que basan sus actividades en estas plataformas sociales?
Quizá sea pronto para cuantificar en números el golpe sobre el mercado español, pero sí podemos reflexionar sobre lo sucedido.
Sobre el impacto en los usuarios nos encontramos de todo.
Aunque seguro fue un alivio para muchos, el efecto general se inclina hacia la angustia, el aislamiento, o la sensación de falta de “algo” que no sabemos explicar.
Donde no encontraríamos dudas sería a la hora de afirmar que el efecto que esas 5 horas de apagón tuvieron en anunciantes y agencias, fue de ansiedad.
El suceso del 4 de octubre afectó a todo tipo de campañas, y probablemente, la mayoría podían esperar y seguir activas una vez recuperada la normalidad, pero queremos centrar la reflexión en el impacto sobre aquellas acciones asociadas a ese día en cuestión. Aquellas campañas asociadas a un evento, un día o una hora concreta y que no tienen margen de respuesta a cambios imprevistos en la agenda.
El lunes, por ejemplo, fue el día mundial de los animales, y para muchas marcas, organizaciones y usuarios, estamos hablando de su 25 de diciembre. Solo podemos imaginar la frustración de aquellas personas que dedicaron inversión, recursos y tiempo en acciones previstas para ese día, y que vieron como a media tarde todo ese esfuerzo se “apagaba”.
Para los rivales de Facebook, Instagram y WhatsApp, el lunes en cambio fue un gran día. Twitter duplicó su uso respecto al día anterior, y TikTok lo aumentó en un 14%.
Telegram pasó a ser la 5ª app más descargada en EEUU. El domingo ocupaba el puesto 56.
Desde la perspectiva de una agencia de medios, docenas de cosas pueden salir mal a la hora de activar una campaña. Pero cuando ese fallo es tan global que hace que todas ellas queden en segundo plano, ¿qué puedes hacer?
Me temo que no queda otra que aprender de ello, y desde el punto de vista publicitario, estar preparados para futuras situaciones similares.
Igual que los usuarios consumen medios de diversas formas, las estrategias deben obedecer más si cabe a esa omnicanalidad y ser más dinámicas a la hora de reaccionar ante estos imprevistos.
¿Os imagináis un apagón parecido en el Black Friday?. Si eso sucediera, espero que al menos hayamos aprendido a no poner todos, o la mayoría de nuestros huevos, en la misma cesta.
Daniel de Mingo en marketingnews.es
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