Se llama ‘publicidad ambiental’ y toma elementos del decorado de la ciudad para insertar anuncios altamente originales.

Lo que molesta de la publicidad es que sea invasiva. Que estés viendo la televisión y, sin previo aviso, te corten la programación para enchufarte anuncios. Que te la planten a todas horas delante de la cara con violencia. Que no puedas dar ni un paso sin que te asalten carteles, folletos, plafones en movimiento, pantallas en el metro. El exceso de publicidad ha vacunado, podríamos decirlo así, a buena parte del target al que está dirigida, tenemos tantos anuncios en nuestro entorno, lo han contaminado tanto, que muchas veces ni los percibimos. De modo que la publicidad ha tenido que aprender a ser camaleónica, a mezclarse con ese mismo entorno, más que a invadirlo, para conseguir un efecto de simpatía y, por tanto, de atención. Es lo que en la jerga publicitaria se conoce como ‘publicidad ambiental’.

¿Qué es la publicidad ambiental? Un anuncio que te lo encuentras camuflado entre el paisaje por el que pasas diariamente. Por ejemplo, en un vagón de metro, pero no como un cartel, sino como, por ejemplo, un suelo especialmente diseñado para que parezca otra cosa (una selva, un césped, una playa) y que, a la vez que te sorprende y te deslocaliza, te comunica un mensaje publicitario. Es la publicidad que parece una ventana, o un grafitti, o un efecto del movimiento. Para que sepas de que va, y te admires de su originalidad, he aquí una selección de anuncios ambientales que ha recopilado Bored Panda.

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